Hay cosas que no tienen precio: las fotos de tu familia, los videos del primer cumpleaños de tu hijo, el archivo con tus finanzas de los últimos cinco años, tu tesis, las cotizaciones que entregaste este mes, el expediente de un cliente. Y sin embargo, todos los días alguien las pierde… por no tener un respaldo.
Pocas cosas duelen tanto como darte cuenta de que algo importante se borró y no lo vas a recuperar. A veces es un accidente: se te cae el celular al agua, falla el disco duro, un archivo se corrompe, o simplemente tu computadora ya no prende. Otras veces es peor: un virus, un ataque de ransomware, o un error humano borra información valiosa sin forma de recuperarla.
Pero lo más alarmante es esto: en la mayoría de los casos, la pérdida era evitable

El respaldo no es un lujo, es una necesidad
Hoy almacenamos más información que nunca, pero también estamos más expuestos a perderla. A veces basta con un corte de luz, una actualización fallida o una sincronización mal hecha para que todo desaparezca. Y aun así, mucha gente y muchas empresas siguen confiando en que “eso no me va a pasar a mí”.
Tener un respaldo es tener un plan B. Es poder dormir tranquilo sabiendo que, si algo falla, no pierdes tu información ni tu tiempo, y mucho menos tu dinero.

¿Cómo se hace un respaldo bien hecho?
No se trata solo de copiar tus archivos a una USB y guardarla en un cajón. Hay distintos tipos de respaldo, y cada uno cumple una función específica:
- Respaldo completo: copia todo el contenido seleccionado, útil para el primer respaldo.
- Respaldo incremental: guarda solo los cambios desde el último respaldo (más rápido y ligero).
- Respaldo diferencial: copia los cambios desde el último respaldo completo.
- Respaldo local: se guarda en discos duros, NAS u otros dispositivos dentro de tus instalaciones.
- Respaldo en la nube: se guarda en servidores remotos accesibles por internet (seguro, accesible y automatizable).

¿Cada cuánto debo respaldar?
La regla general es sencilla: respalda tan seguido como estés dispuesto a perder información.
- Un freelance que trabaja con archivos sensibles debería hacerlo diario.
- Una empresa debería tener respaldos programados cada hora o cada día, dependiendo del nivel de actividad.
- Y en todos los casos, probar la recuperación regularmente. De nada sirve tener respaldos si no funcionan al momento de necesitarlos.
¿Y si quiero olvidarme de hacerlo manualmente?
Ahí es donde entra Redycom. Nos encargamos de que el respaldo no dependa de que alguien se acuerde, ni de cruzar los dedos. Diseñamos soluciones de respaldo automatizadas y personalizadas para personas y empresas, con un enfoque clave en la seguridad y disponibilidad de la información.
Porque respaldar no solo se trata de guardar archivos, también se trata de protegerlos:
- Configuramos respaldos programados que se ejecutan solos a la hora que tú decidas.
- Implementamos medidas de cifrado de datos, tanto en tránsito como en almacenamiento, para que nadie pueda acceder a tu información sin autorización.
- Utilizamos tecnologías como NAS, respaldos híbridos y almacenamiento en la nube con protocolos de seguridad avanzados.
- Aseguramos que tu información esté organizada, protegida contra pérdida, ataques o borrados accidentales, y lista para recuperarse cuando se necesite.
- Supervisamos y probamos los respaldos con regularidad, para que no solo estén hechos, sino que funcionen cuando más los necesites.
En resumen: tú no te preocupas por respaldar ni por proteger… nosotros lo hacemos por ti.
¿Cuánto vale tu tranquilidad?
Si quieres saber cómo podrías estar protegiendo mejor tu información, mándanos un mensaje.
En Redycom no vendemos respaldos, protegemos tu información para que puedas enfocarte en crecer.
